El derecho de resistencia, ¿Se debe ejercer mientras la República marcha normalmente?...

No, porque este derecho, es para la Constitución, lo que un bote salvavidas es para una nave en alta mar. Un recurso último y desesperado

Violada la Constitución y traicionada la República, al arrebatarle al pueblo sus demás derechos, sólo le queda ese último, el derecho a resistir a la opresión y a la injusticia.

El derecho de rebelión contra el despotismo, ha sido reconocido, desde la más lejana antigüedad hasta el presente, por hombres de todas las doctrinas, de todas las ideas y todas las creencias.

En las monarquías teocráticas de las más remota antigüedad china, era prácticamente un principio constitucional que cuando el rey gobernase torpe y despóticamente, fuese depuesto y reemplazado por un príncipe virtuoso. Los pensadores de la antigua India ampararon la resistencia activa frente a las arbitrariedades de la autoridad. Justificaron la revolución y llevaron muchas veces sus teorías a la práctica. Uno de sus guías espirituales decía que "una opinión sostenida por muchos, es más fuerte que el mismo rey. La soga tejida por muchas fibras es suficiente para arrastrar a un león.

"Las ciudades estados de Grecia y la República Romana, no sólo admitían sino que apologetizaban la muerte violenta de los tiranos.

En la Edad Media, Juan de Salisbury en su Libro de hombre de Estado, dice que cuando un príncipe no gobierna con arreglo a derecho y degenera en tirano, es lícita y está justificada su deposición violenta. Recomienda que contra el tirano se use el puñal aunque no el veneno.

Santo Tomás de Aquino, en la Summa Theologica, rechazó la doctrina del tiranicidio, pero sostuvo, sin embargo, la tesis de que los tiranos debían ser depuestos por el pueblo.

Martín Lutero proclamó que cuando un gobierno degenera en tirano vulnerando las leyes, los súbditos quedaban librados del deber de obediencia. Su discípulo Felipe Melanchton sostiene el derecho de resistencia cuando los gobiernos se convierten en tiranos. Calvino, el pensador más notable de la Reforma desde el punto de vista de las ideas políticas, postula que el pueblo tiene derecho a tomar las armas para oponerse a cualquier usurpación.

Nada menos que un jesuita español de la época de Felipe II, Juan Mariana, en su libro De Rege et Regis Institutione, afirma que cuando el gobernante usurpa el poder, o cuando, elegido, rige la vida pública de manera tiránica, es lícito el asesinato por un simple particular, directamente, o valiéndose del engaño, con el menor disturbio posible.

El escritor francés Francisco Hotman sostuvo que entre gobernantes y súbditos existe el vínculo de un contrato, y que el pueblo puede alzarse en rebelión frente a la tiranía de los gobiernos cuando éstos violan aquel pacto.

Por esa misma época aparece también un folleto que fue muy leído, titulado Vindiciae Contra Tyrannos, firmado bajo el seudónimo de Stephanus Junius Brutus, donde se proclama abiertamente que es legítima la resistencia a los gobiernos cuando oprimen al pueblo y que era deber de los magistrados honorables encabezar la lucha.

Los reformadores escoceses Juan Knox y Juan Poynet sostuvieron este mismo punto de vista, y en el libro más importante de ese movimiento, escrito por Jorge Buchnam, se dice que si el gobierno logra el poder sin contar con el consentimiento del pueblo o rige los destinos de éste de una manera injusta y arbitraria, se convierte en tirano y puede ser destituido o privado de la vida en el último caso.

Juan Altusio, jurista alemán de principios del siglo XVII, en su Tratado de política, dice que la soberanía en cuanto autoridad suprema del Estado nace del concurso voluntario de todos sus miembros; que la autoridad suprema del Estado nace del concurso voluntario que el gobierno arranca del pueblo y que su ejercicio injusto, extralegal o tiránico exime al pueblo del deber de obediencia y justifica la resistencia y la rebelión.

Sabido es que en Inglaterra, en el siglo XVII, fueron destronados dos reyes, Carlos I y Jacobo II, por actos de despotismo. Estos hechos coincidieron con el nacimiento de la filosofía política liberal, esencia ideológica de una nueva clase social que pugnaba entonces por romper las cadenas del feudalismo. Frente a las tiranías de derecho divino esa filosofía opuso el principio del contrato social y el consentimiento de los gobernados, y sirvió de fundamento a la revolución inglesa de 1688, y a las revoluciones americana y francesa de 1775 y 1789. Estos grandes acontecimientos revolucionarios abrieron el proceso de liberación de las colonias españolas en América.

El derecho de insurrección contra la tiranía es un postulado esencial de la libertad política.

Ya en 1649 Juan Milton escribe que el poder político reside en el pueblo, quien puede nombrar y destituir reyes, y tiene el deber de separar del poder a los tiranos.

Juan Locke en su Tratado de gobierno sostiene que cuando se violan los derechos naturales del hombre, el pueblo tiene el derecho y el deber de suprimir o cambiar de gobierno. "El único remedio contra la fuerza sin autoridad está en oponerle la fuerza."

Juan Jacobo Rousseau dice con mucha elocuencia en su Contrato Social: "Mientras un pueblo se ve forzado a obedecer y obedece, hace bien; tan pronto como puede sacudir el yugo y lo sacude, hace mejor, recuperando su libertad por el mismo derecho (el de la fuerza) que se la han quitado." "El más fuerte no es nunca suficientemente fuerte para ser siempre el amo, si no transforma la fuerza en derecho y la obediencia en deber. [...] La fuerza es un poder físico; no veo qué moralidad pueda derivarse de sus efectos.

Ceder a la fuerza es un acto de necesidad, no de voluntad; todo lo más es un acto de prudencia. ¿En qué sentido podrá ser esto un deber?" "Renunciar a la libertad es renunciar a la calidad del hombre, a los derechos de la Humanidad, incluso a sus deberes. No hay recompensa posible para aquel que renuncia a todo. Tal renuncia es incomparable con la naturaleza del hombre, y quitar toda la libertad a la voluntad es quitar toda la moralidad a las acciones. En fin, es una convicción vana y contradictoria estipular por una parte con una autoridad absoluta y por otra con una obediencia sin límites..."

Thomas Paine dijo que "un hombre justo es más digno de respeto que un rufián coronado".

La Declaración de Independencia del Congreso de Filadelfia el 4 de julio de 1776, consagró este derecho en un hermoso párrafo que dice: "Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales; que a todos les confiere su Creador ciertos derechos inalienables entre los cuales se cuentan la vida, la libertad y la consecución de la felicidad; que para asegurar estos derechos se instituyen entre los hombres gobiernos, cuyos justos poderes derivan del consentimiento de los gobernados; que siempre que una forma de gobierno tienda a destruir esos fines, al pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios y organice sus poderes en la forma que a su juicio garantice mejor su seguridad y felicidad."


La famosa Declaración Francesa de los Derechos del Hombre legó a las generaciones venideras este principio: "Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es para éste el más sagrado de los derechos y el más imperioso de los deberes."

"Cuando una persona se apodera de la soberanía debe ser condenada a muerte por los hombres libres."






EL DISCURSO DE LA PLAZA


“Mientras tanto en el campo, en ese sufrido campo argentino, la tierra se hacía cada vez más hostil para los hombres que la habían fecundado con su esfuerzo. Las haciendas valorizadas desalojaban a los chacareros de la tierra donde habían nacido y crecido sus padres y sus hijos”
(Coronel J.D.Perón: "Trabajamos para todos los argentinos". Discurso. Buenos Aires, 1° de mayo de 1944)

“El derecho esencial que tienen los pueblos, es exigir a sus gobernantes que al adaptar con al mayor prudencia los sistemas a las circunstancias cambiantes, jamás abandonen los principios y las leyes esenciales” (Juan Domingo Perón).

Discurso al instalar el Consejo Nacional de Postguerra. Buenos Aires, 6 de setiembre de 1944) Fuente: García Mellid, Atilio. Montoneras y caudillos en al Historia Argentina. ps.169.173


PERÓN Y EL FMI


En casi todos los países adheridos al famoso Fondo Monetario internacional se sufren las consecuencias y se comienzan a escuchar las lamentaciones”

Cuando en 1946 me hice cargo del gobierno, la primera visita que recibí fue la del presidente del Fondo Monetario Internacional que venía a invitarnos a que nos adhiriéramos al mismo. Prudentemente le respondí que necesitaba pensarlo y, enseguida, destaqué a dos jóvenes técnicos de confianza del equipo del gobierno para investigar a este monstruo tan “peligroso”, nacido según tengo memoria, en los sospechosos acuerdos de Breton Woods. El resultado de este informe fue claro y preciso: en síntesis, se trataba de un nuevo engendro putativo del imperialismo. Yo, que tengo la ventaja de no ser economista, puedo explicarlo de manera que se entienda.

La política de las “áreas monetarias”, después del abandono del patrón oro, ha sido fructífera en acontecimientos donde siempre el negocio ha estado de por medio. Mediante diversas maneras de deformar la realidad, se ha conformado ya una larga historia a través del “área esterlina” como el “área dólar” y, aunque el pretexto fuera dar respaldo indirecto a las monedas de los países pobres de reservas de oro, en realidad de verdad, verdad todo ha sido una nueva forma de especular con la buena fe de los demás.

Hasta después de la Primera Guerra Mundial existió el “área esterlina”, que cobijó a numerosas monedas merced al oro de Inglaterra, que la guerra fue llevando paulatinamente hacia Fort Knox, hasta el extremo de que Gran Bretaña se vio en un grave problema para sostener su área monetaria. Lo intentó hacer fundando el Banco Central de Inglaterra y declarando a renglón seguido que, si antes el área esterlina estaba garantizada por el oro de Inglaterra, ahora lo estaba por el imperio inglés.
Pero resulta que Estados Unidos en el ínterin había acumulado casi el 80% del oro del mundo y dicta su famosa Ley Fiduciaria que establecía que quien presente un dólar en el Banco de la Reserva Federal recibiría su equivalente en oro. Esta promesa, aunque jamás se cumplió, tuvo la suficiente atracción natural como para forzar hacia el nacimiento del “área dólar”. Es así como, desde ese momento, el dólar pasa a ser la moneda de cambio en el mundo occidental, en tanto la esterlina deja de serlo.

Desde entonces, así como antes todas las semanas, desde la Torre de Londres, los ingleses anunciaban el valor oficial del oro, frente al pueblo y de viva voz, Wall Street se encargó de reemplazarlos en silencio y desde sus oficinas de la quinta Avenida, fijando el valor de la Onza Troy por el dólar americano sobrevalorado, con un precio político que, no obedeciendo a la ley de oferta y la demanda en el mercado áureo-internacional, les permitiera cobrar un Royalty en todas las operaciones en que interviniera esta moneda de cambio.

Poco después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, la pérdida de gran parte de la reserva oro de los Estados Unidos amenazaban gravemente la existencia del “área dólar”, gravedad que sigue aumentando con los gastos de posguerra, con lo que USA se colocaba en situación parecida a la de Inglaterra después de la guerra anterior si alguna Nación conseguía la formación de esa reserva. En consecuencia era preciso crear el instrumento necesario para consolidar el ”área dólar”. El Fondo Monetario internacional fue la solución. En él participarían la mayoría de los países occidentales, comprometidos mediante una larga contribución al fondo, desde donde se manejarían todas sus monedas, se fijaría no solo la política monetaria, sino también los factores que directa o indirectamente estuvieran ligados a la economía de los asociados. La realidad después se encargó de ir mucho más allá, como podemos ver ahora, cuando llega la hora de los lamentos.

He aquí alguna de las razones, aparte de muchas otras, por las cuales el Gobierno Justicialista de la República Argentina no se adhirió al fondo Monetario Internacional. Para nosotros, el valor de nuestra moneda lo fijábamos en el país, como también, nosotros establecíamos los cambios de acuerdo con nuestras necesidades y conveniencias. Para el intercambio internacional recurrimos al truque y así nuestra moneda real fueron nuestras mercaderías. Ante el falseo permanente de la realidad monetaria internacional y las maniobras de todo tipo a que se prestaba el insidioso sistema creado, no había más recurso que hacerlo así o dejarse robar impunemente.

Ha pasado el tiempo, y en casi todos los países adheridos al famoso Fondo monetario Internacional se sufren las consecuencias y se comienzan a escuchar las lamentaciones. Este fondo, creado según decían para estabilizar y consolidar las monedas del ”Mundo libre”, no ha hecho sino envilecerlas en la mayor medida.

Mientras tanto, los Estados Unidos se encargaban, a través de sus empresas y capitales, de apropiarse de las fuentes de riqueza en todos los países donde los tontos o los cipayos le daban lugar, merced a su dólar ficticiamente valorizado con referencia a las envilecidas monedas de los demás.

Juan Domingo Perón (1967)

COMO SE MANEJA EL DESTINO DE UNA NACION


“Permítanme emitir y controlar la moneda de una Nación y no me ocuparé por quién haga las leyes” (Meyer A. Rothschild.)

¿QUÉ ES UN BANCO CENTRAL?


EL BANCO CENTRAL, es la entidad encargada de regular la emisión de la moneda de un país, del crédito bancario, de orientar la actividad de los bancos comerciales y vigilar los establecimientos de crédito. Se convierte así, en la herramienta que condiciona la vida de una Nación.

Actúa de diversas maneras:


• Manejando la compensación de los créditos entre los distintos bancos.

• Recibiendo depósitos oficiales y privados.

• Regulando las operaciones de cambio de monedas extranjeras; controlando el funcionamiento del crédito bancario.

• Estableciendo la cantidad de dinero que debe circular en un país. (Emisión)

• Respaldando, en su caso, las emisiones de billetes con valores metálicos, (oro o plata).

• Manteniendo reservas de dinero suficientes para asegurar el valor de la moneda. • Autorizando la apertura de bancos y sus sucursales.


El Banco Central se convierte así en la llave de la producción de una Nación. Ningún plan de producción podría realizarse sin contar con una adecuada organización bancaria. Los bancos tienen en sus manos promover o paralizar la vida de un país.

El control del sistema bancario por el Banco Central importa el control de la vida de un país. Si este Banco está en manos argentinas nuestra economía y producción podrá ser manejada de acuerdo a nuestros intereses. Si se encuentra en manos extranjeras, resultará, por lo menos, dudoso.
La nacionalización del Banco Central y el control del estado sobre todo el régimen bancario y crediticio deben ser considerados imprescindibles para orientar la economía del país y evitar que los bancos contraríen o, por lo menos, neutralicen la acción del gobierno.

De este modo ese organismo podrá ser puesto al servicio de la comunidad nacional e impedir que desarrolle su actividad favoreciendo los intereses de las finanzas internacionales".


LA HISTORIA DEL BANCO CENTRAL ARGENTINO


• La crisis mundial

La crisis mundial iniciada en 1919 afectó todas las economías, incluso la nuestra. Originó un período de grandes perturbaciones y dificultades en el comercio y las finanzas internacionales. Se produjo un colapso financiero que causó la clausura de los bancos más importantes de Europa. El pánico repercutió sobre todos los banqueros del mundo, que trataron de ponerse a salvo con el menor riesgo.

Se abandonó el patrón oro y se aplicó gradualmente un control de cambios. Esta situación afectó al mismo Banco de Inglaterra, que desde 1694 monopoliza la emisión de papel moneda. Lo copiaron sucesivamente los Bancos de España, de Francia y de media Europa. Los bancos argentinos no fueron ajenos a las dificultades de ese momento.

• La Caja de Conversión.

En 1890, por Ley 2.742 se crea en nuestro país la Caja de Conversión.

Antes de su creación, los bancos provinciales emitían su propia moneda. A partir de esa ley se creó una moneda única de curso legal, cuya emisión quedó exclusivamente a cargo del Estado, siendo suprimidas las emisiones provinciales de moneda.

Esta Caja se convirtió en un depósito de metal precioso durante el gobierno de Manuel Quintana, aliado a los grupos británicos que tenían las puertas abiertas para hacer grandes negocios en el país.

• El Banco de la Nación.

Surgió de la fusión del Banco Nacional y del Banco de la Provincia de Buenos Aires, en 1891, por Ley 2.841. Trabajó febrilmente hasta la creación del Banco Central, para defender la moneda del flagelo de las especulaciones y llevar su pujanza, como ya habían hecho los bancos citados antes que él, a todo el territorio argentino.


SU CREACIÓN:


Fue creado en el año 1935, durante la llamada “década infame” siendo presidente el Gral. Agustín P. Justo, quien participó en la caída del gobierno nacionalista de Hipólito Irigoyen.

El gobierno de Justo se caracterizó por un apoyo incondicional a la oligarquía latifundista, ligada a los intereses británicos en nuestro país. Disolvió la Caja de Conversión, y redujo a un plano secundario las funciones del Banco de la Nación Argentina, una de cuyas atribuciones era conceder créditos a los pequeños productores agrícolas.

El Poder Ejecutivo quiso un Banco Central. En realidad el país ya lo tenía desde hacía 40 años en la Caja de Conversión y el Banco de la Nación Argentina, que sirvieron al país durante 40 años, dando todos los servicios que podía esperarse de un Banco Central. El Banco Nación perdió autonomía. Necesitaba autorización para otorgar créditos. Si el Banco Central no lo autorizaba no podía hacerlo aunque toda la estructura económica del país se derrumbara. Podía suspender, (por ejemplo), la concesión del crédito a los trigueros, siguiendo más los intereses extranjeros que los argentinos.

Era el amo de nuestra economía.

“Dejemos que los nativos, (argentinos), elijan sus gobiernos y tengamos nosotros (los ingleses), la hegemonía comercial en el Río de La Plata”. (Sir Andrew Large, del Directorio del Banco de Inglaterra.)

EL PROYECTO DE SIR OTTO NIEMEYER


Sir Otto Niemeyer, director del Banco de Inglaterra, fue el autor del proyecto del Banco Central. Este Banco quedó en manos de técnicos que respondían a su presidente el inglés J.J. Powell, que vino especialmente con tal objeto desde Inglaterra, para que se hiciera todo bajo su control.

Los dictámenes del Sr. Niemeyer resultaban irrevocables para el Poder Ejecutivo. Como consecuencia de este proyecto nuestro país ha tenido, salvo el período de su nacionalización (1947-1955) no solamente los bancos de descuento en manos de particulares, sino, el Banco Central y emisor de su moneda en manos extranjeras.

Este proyecto constituyó un grave error: trasladar instituciones elaboradas en el extranjero, sin tener en cuenta la vida y las peculiaridades de nuestro país; si bien ellas podían aplicarse con éxito en una colonia del imperio británico, atacaba la independencia, idiosincrasia y estructura institucional argentinos El gobierno “democrático”, de un país, no puede hacer nada en absoluto, con respecto al Banco Central, que, por su carta orgánica es una entidad autárquica. El Estado Nacional, cuya misión primaria y fundamental es preservar el valor de la moneda está sujeto a las órdenes de este banco en la planificación y ejecución de la política monetaria.

En la República Argentina, el Banco Central funciona como un ente autárquico, es decir que el Estado, por la propia ley del Congreso que lo creó, no puede intervenir en sus decisiones, controlar su gestión, o su administración. Este banco, en efecto, se apodera de todo y lo monopoliza todo sin comprometer capitales. Con su anexo la “Casa de la Moneda”, puede emitir dinero sin ningún tipo de límite.

Todo está controlado celosamente para “evitar los excesos del gobierno”. Así un minúsculo número de directores se convierten en dueños del país. Es un Estado dentro de otro Estado, que le pone frenos.

El gobierno se queda así sin la posibilidad de disponer libremente de recursos aún en situaciones límite, como una intervención armada, atrasos de pagos en la administración, o ante cualquier cataclismo comercial, natural, emergencia o catástrofe.

El Banco Central es una empresa que monopoliza la banca del país, crea derechos ilegítimos, corrompe la moral comercial y se adueña de la economía del país, porque los demás bancos quedan sujetos a su control y la política económica que aquél les fija, sin iniciativa propia, están de antemano a su disposición. Esto no sólo afecta a la riqueza, sino también a la moral y a las tradiciones del país rebajado indecorosamente.

“...como aconsejó sir Otto Niemeyer cuando lo contrataron, en la “Década Infame”, para crear el Banco. Era inglés e hizo el banco para los ingleses...
( Arturo Jauretche)


NACIONALIZACIÓN DEL BANCO CENTRAL


En Marzo de 1947, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, por Ley 12.962, se nacionalizó el Banco Central y todo el sistema bancario argentino.

Esta Ley transformó fundamentalmente la organización y la política bancaria de nuestro país.

Los planes económicos del gobierno que asumió en 1946 necesitaban contar con las herramientas que permitieran poner en manos del Estado los elementos idóneos para poder cumplirlos.

Necesitaba que los industriales tuvieran fondos a su disposición para facilitar el desarrollo de las actividades económicas de interés nacional. Para satisfacer las necesidades del comercio externo e interno era necesario organizar un mecanismo de crédito que permitiera al gobierno contar con medios de financiación que no estuvieran supeditados a intereses de bancos particulares ni a empresas extrajeras.
Debía poner al Banco de la Nación Argentina en condiciones de hacer operaciones de gran volumen, de operaciones que, con los recursos limitados que tenía y sin el apoyo de todo el régimen bancario, no podía hacer. Esta reforma tenía ese propósito: contar con un sistema bancario que se adaptara y respondiera a las necesidades y exigencias de la economía mundial de la posguerra.

Debía concretar medidas de gobierno tendientes a reactivar la economía, industrializar el país, aprovechar las grandes riquezas nacionales y lograr la absorción por capitales argentinos de las empresas de servicios públicos que se encontraban en poder de capitales extranjeros.

Las facultades que necesitaba el gobierno, le fueron concedidas por esta nueva Ley, al Banco Central. Por ella se dispuso la nacionalización de los depósitos bancarios que en lo sucesivo, fueron recibidos por el Banco Central, por cuenta de la Nación. Los bancos no podían disponer libremente de los depósitos que recibían y para ello, necesitaban la autorización del Banco Central.

Éste dirigía los depósitos sin depender de la voluntad de los bancos. Se dio a los depósitos bancarios la garantía total de la Nación, medida que produjo la transferencia de todos los depósitos en sus distintos tipos al Banco Central, por cuenta del cual se recibirían en el futuro los fondos.

“La economía y el libre mercado son sólo afirmaciones para el consumo de los tontos e ignorantes. La economía nunca es libre, o la controla el Estado en beneficio del pueblo, o la controlan las grandes corporaciones en perjuicio de éste”. (Tte. Gral. Juan Domingo Perón)

Se consiguió así una herramienta de indudable valor para manejar el crédito adecuada a la política seguida por el Gobierno, coordinar los esfuerzos de la política económica, hacia un plan de fomento y desarrollo. La nacionalización del Banco Central puso en manos del gobierno nacional, y por lo tanto, bajo su completa responsabilidad la emisión de la moneda, la regulación del crédito y la fijación de la política de cambios, para lograr un mayor desarrollo económico, manteniendo la ocupación industrial.

La República Argentina, adhirió así a la tendencia moderna, según la cual la actividad bancaria ejerce una influencia determinante sobre el desarrollo económico del país, y en consecuencia debe estar totalmente en manos del Estado.

Por Decreto Nro. 8503 de 1946, se declaró como “patrimonio nacional” el capital del Banco.

Para complementar las funciones del Banco Central, se crearon los siguientes organismos:


• Por Ley 15.350, del año 1946, se creó el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio. (IAPI)

• Instituto mixto de Inversiones Mobiliarias, que organizó diversas disposiciones para reglamentar el mercado bursátil.

• Consejo Económico y Social que fue absorbiendo parte de las funciones que tenía el Banco Central nacionalizado.

• Se incorporó la ya existente Caja Nacional de Ahorro Postal, como dependencia del Banco.

EL BANCO CENTRAL DESPUÉS DE 1955


• Medidas de la “ REVOLUCIÓN LIBERTADORA”.

Drásticas medidas fueron tomadas por la dictadura cívico - militar que siguió al golpe de estado de 1955 destituyendo al Presidente constitucional, que afectaron profundamente la vida económica, social y política de nuestro país, y cuyas consecuencias sufrimos hoy, de manera dramática.

1) El ingreso al Fondo Monetario Internacional, mediante el “Plan Prebisch” cuyo resultado fue la “deuda externa”, que hipotecó nuestro destino y el de las futuras generaciones de argentinos.

2) La derogación de la Constitución de 1949, cuyo artículo 40 declaraba la “propiedad imprescriptible e inalienable de la Nación” sobre todos nuestros recursos naturales y fuentes de energía, la propiedad originaria de los servicios públicos y su prohibición de enajenación o concesión para su explotación.

3) La derogación de la Ley 12.962 que nacionalizó el Banco Central, los depósitos bancarios, y todo el sistema bancario argentino.

Todas estas medidas, incluso la derogación de la Constitución entonces vigente, fueron instrumentadas mediante decretos, violando todo nuestro sistema jurídico legal que exige el llamado a Convención Constituyente, para modificarla.

En 1956, mientras se fusilaban a los militares nacionalistas, Argentina entraba en el Fondo Monetario Internacional; se suprimió el control nacional del Banco Central, y se lo sometió a las normas del Banco de Inversiones de Basilea (Bis), cuya sede está ubicada en la ciudad suiza del mismo nombre, y funciona como un Banco Central de Bancos Centrales.

Es un banco privado propiedad de los Bancos que integran el G-6, grupo de directores de Bancos Centrales de los países industrializados, cuyas empresas financieras multinacionales manejan los bancos que de él dependen, entre ellos, el de Argentina, como si fuera una logia. Sir Andrew Large, del Directorio del Banco de Inglaterra, también integra el grupo del Banco de Basilea.

• Los últimos presidentes del Banco Central.

El presidente del Banco Central, Mr. Prat Gay, cumplió funciones, en la Banca J. P. Morgan de Londres, una de las responsables de nuestra deuda externa.

El ex presidente, Mr. Mario Blejer, después de haberse retirado de la Presidencia del Banco Central, fue designado como director de investigaciones del Banco de Inglaterra.

El Dr. Machinea, que también fue presidente del Banco Central y nuestro Ministro de Economía, está ejerciendo funciones en el Fondo Monetario Internacional.

Ya sabemos quién es Domingo Cavallo, y el daño que ha hecho al país con su manejo de la deuda externa. También, fue Presidente del Banco Central, y manejó el Plan Brady y el Megacanje de la deuda externa; fue Ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Menem, de Economía del mismo gobierno y del De la Rua.

Ahora reside en los EE.UU.


COMO INFLUYE EL BANCO CENTRAL EN NUESTRA VIDA DIARIA


Si en Argentina aumenta o disminuye el circulante, lo establece el Banco Central, cumpliendo una de sus funciones más importantes.

Si el circulante aumenta, bajarán las tasas de interés, habrá crédito abundante y barato, las Pymes crecerán, y aparecerán otras nuevas, que permitirán el crecimiento de la clase media. Esa clase media reactivará el mercado interno, bajará el desempleo, con él la inseguridad, aumentará la recaudación y con ella los presupuestos para salud, educación, vivienda, obras públicas, seguridad, defensa. Crecerá el mercado interno, disminuirá la pobreza, crecerá la clase obrera, el poder sindical y la democracia.

Si se restringe el circulante, subirán las tasas de interés, habrá poco crédito, y genocidio de Pymes. Se concentrará la riqueza y el capital en una economía más oligárquica y dependiente, caerán las clases media y obrera por aumento del desempleo; aumentará la inseguridad, caerá la recaudación impositiva, con ella, los presupuestos de salud, educación obras públicas, viviendas, seguridad, defensa, se contraerá el mercado aumentará la pobreza, se achicará la case media; la democracia perderá terreno frente al clientelismo político, la corrupción y distintas formas de fraude. Los políticos estarán de adorno y cobrarán sus dietas sólo para servir a los verdaderos dueños del “Poder”, los que manejan el Banco Central.

“EL PELIGRO” DEL BANCO CENTRAL “AUTONOMO”


Prescindiendo de la opinión de autores argentinos, que defienden los intereses nacionales con respecto al control del Banco Central, es interesante saber qué piensan personalidades públicas muy conocidas de Estados Unidos e Inglaterra, sobre este punto.

Thomas Jefferson: Presidente de los EE.UU.).

“Yo creo que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que los ejércitos permanentes”...“Si el pueblo norteamericano alguna vez permite a los bancos privados controlar la emisión de su moneda, primero por medio de la inflación y luego por la deflación, los bancos y las corporaciones que se crearán alrededor de los bancos... privarán al pueblo de toda propiedad hasta que sus hijos despertarán sin techo en el continente que sus padres conquistaron”. “El poder de emisión debería ser retirado a los bancos y restaurado al pueblo, a quien pertenece en propiedad”

Abraham Lincoln: (Presidente de de los EE.UU.)

“El poder del dinero rapiña a la Nación en tiempo de paz y conspira contra ella en tiempo de adversidad. Es más despótico que la monarquía, más insolente que la autocracia. Denuncia como enemigos públicos a todos aquellos que cuestionan sus métodos o arrojan luz sobre sus crímenes”.

“Yo tengo dos grandes enemigos, el ejército sureño en el frente y los banqueros en la retaguardia. De los dos, el de mi retaguardia es mi gran enemigo. (Como la más indeseable consecuencia de la guerra)... las corporaciones han sido entronizadas, sobrevendrá una era de corrupción a altos niveles. El poder del dinero del país se esforzará en prolongar su reinado trabajando en perjuicio del pueblo, hasta que la riqueza sea concentrada en las manos de unos pocos y la república será destruida.”

James A. Garfield: (Presidente de los EE.UU.)

“Cualquiera que en un país controle el volumen del dinero es el amo de la industria y el comercio”. (Este presidente fue asesinado por “un loco suelto”).

John Adams: (Embajador de EE. UU. en Gran Bretaña - 1861/ 68).

“La historia registra que los cambistas (banqueros) han utilizado toda forma de abusos, intrigas, engaños, y de medios violentos para mantener su control sobre los gobiernos mediante el control del dinero y su emisión”

Reginald Mc.Kenna: (Miembro de la Cámara de los Comunes, 1924).

(Dirigiendo la palabra en el Midland Bank.) “Me temo que al hombre de la calle no le gustaría saber que los bancos pueden crear y de hecho crean dinero. El volumen del dinero en existencia varía solamente con la acción de los bancos acumulando o reduciendo los préstamos. Los que controlan el crédito de una nación dirigen la política de su gobierno y tienen en sus manos el destino del pueblo”

Sir Josiah Stamp: (Presidente de Ferrocarriles Británicos y del Banco de Inglaterra.)

(Dirigiéndose a 150 profesores de la Univ. de Texas). “El sistema bancario fue concebido en la iniquidad y nació en el pecado. Los banqueros internacionales poseen la tierra. Quitadles todo lo que tienen, pero dejadles el poder de crear depósitos (promesas de pago), y con unos cuantos plumazos crearán los suficientes depósitos para recuperarlo todo otra vez”.

“Pero si le quitáis el poder de crear dinero, todas las grandes fortunas desaparecerán, incluyendo la mía. Éste será un mundo mucho más feliz. Pero si continuáis siendo esclavos de los bancos y pagáis los costos de vuestra propia esclavitud, dejadles continuar creando depósitos”.


Discurso del convencional Martínez Casas:


"... Lo mismo debe decirse de los bancos: Son organismos que no tienen, como otros, su fin en sí mismos y en su particular utilidad, sino fuera de sí, en el bienestar social y en la prosperidad general del país. Ahora bien, si el gobierno es el rector natural de ese progreso, bien se afirma que los bancos son instrumentos de gobierno en cuanto son medios necesarios para la consecución de dicho fin".

Banco y vivienda:


"Los problemas de la vivienda y de la subdivisión de la tierra, de la colonización y de la diversificación de los cultivos, de la irrigación y demás servicios públicos, de las vías de comunicación y los transportes, del turismo, de la educación y tantos otros, todos son problemas que atañen a la función de un banco. Debe pues, considerarlos desde su particular punto de vista y procurar, desde la posición que ocupa el gobierno, la más adecuada solución que le convenga".

Banco y promoción económica:


"Los bancos deben promover la economía del país y crecer en armonía con éste. No tendremos así que lamentar la existencia de un banco rico dentro de un estado pobre, pues es preferible ser pobre en un estado rico, que rico en un estado pobre, según la clásica enseñanza de Valerio Máximo".

"Bajo el régimen capitalista habría sido absurdo pensar en tal función por parte de los bancos. Bajo este sistema los bancos no eran más que casas de comercio cuya función mercantil estaba circunscripta al tráfico monetario. La moneda no era, entonces, más que una simple mercancía sujeta como todas, al "libre juego de la oferta y la demanda"; y en ese libre juego no es menester preguntar quién ganaba.”

“Las llamadas leyes económicas no eran, en verdad, leyes humanas, sino solamente leyes físicas, y así la moneda se desplazaba siempre según la ley de gravitación de la materia, atraída por las mayores masas de capital. De ahí también que el interés no fuera más que el contrapeso puesto en la balanza de su tráfico, y el mismo se midiera por una relación inversa al capital solicitante.”

Banco de Crédito:


"Por ello el crédito bancario debe, humanizarse, en el sentido que corresponde administrarlo no tanto en función del capital, como del hombre, no tanto en razón de los bienes materiales que apenas garantizan su devolución, como de las facultades de trabajo y de las condiciones morales que son las que realmente aseguran el cumplimiento de una misión de progreso".

Banco y política económica:


"Ahora bien, se sabe que los bancos son llave de la producción de la nación. Ningún plan de producción podría realizarse sin contar con una adecuada organización bancaria. Los bancos tienen en sus manos el favorecer y detener la producción. De allí que el contralor del sistema bancario importe un contralor de la política económica del país. Si aquel está, como se encuentra ahora, en manos argentinas, no es dudoso que ésta se regirá también conforme a los intereses argentinos".

Banco Central en Inglaterra:


"Cole, -profesor de economía de la universidad de Oxford,- en un notable estudio sobre la nacionalizaciones bancarias, hace notar que no sólo los laboristas que ven en la nacionalización un proceso de transición al socialismo, sino decididos contrarios al socialismo han propugnado en Inglaterra, la importancia de la nacionalización de su Banco Central".

"Estos no socialistas sostenedores de la reforma bancaria - dice Cole - son en su mayoría tan fuertemente adversarios de cualquier propiedad pública, o contralor de los bancos de depósitos, como son favorables a la propiedad pública y al contralor del Banco Central".


La Reserva Federal:


“Una terrible experiencia de ese "dejar hacer" ofreció los Estados Unidos en su terrible crisis de 1907, que obligó al gobierno a colocar su sistema bancario bajo el más estricto contralor por los poderes conferidos, en la ley de 1913, al Federal Reserve System. La nacionalización del Banco Central, por ello, es desde entonces, mirado allí como un modo necesario para orientar la economía del país y evitar que los bancos contraríen o por lo menos neutralicen la acción del gobierno".

Truman y los Bancos :


"(Truman)...Ha demandado del mismo Congreso leyes que persigan los siguientes propósitos:

1*. Para que se mantenga la facultad de controlar el crédito de los consumidores y se aumente el poder de contralor del crédito de los bancos;

2*. Para que se conceda la autoridad necesaria para reprimir la especulación sobre los cambios de mercaderías".

“El mandatario norteamericano ha señalado, sin duda, dos reglas fundamentales, de marcado antiliberalismo, que son indispensables para impedir que la economía se gobierne por las leyes infrahumanas del instinto y no por las humanas de la razón; por los deseos egoístas del individuo, y no por los intereses altruistas del bien común.”

Banco Central e Independencia económica:


"Sin embargo, no obstante tan antiguos, tan reiterados y tan prestigiosos ejemplos, nuestro país ha tenido hasta hace, poco no solamente los bancos de descuento en manos de particulares, sino, lo que es más grave, el Banco Central y emisor en manos extranjeras.”

“Tal fue el Banco que inspiró también un extranjero el Señor Otto Niemeyer.

El Dr. Carlos Ibarburen, que fue consultado pero desoído en aquel tiempo, señaló entonces "El grave peligro que traía consigo el Banco del señor Niemeyer".

Concluía afirmando que "no era conveniente en materia tan trascendente el implantar instituciones elaboradas en el extranjero, sin tener en cuenta la vida y las peculiaridades del país, y que si bien ellas pueden aplicarse con éxito en una colonia del imperio británico, choca con la independencia, la idiosincrasia y la estructura institucional argentina.”

“Pero felizmente, nuestro régimen bancario establecido por la ley 12.962, de Marzo de 1947, que dio fuerza legal a los decretos dictados sobre esa materia en 1946, transformó fundamentalmente la organización y la política bancaria en nuestro país.”

“El Banco Central que tenía como función esencial la estabilidad del valor de la moneda, según la balanza del comercio exterior, finalidad ligada al sistema liberal, en el que nuestra economía estaba al servicio de la moneda, tiene ahora por objeto, de acuerdo con la nueva ley atender primordialmente por la salud de nuestra economía".

Banco Central y economía nacional:


"Con ese objetivo, el Banco Central no es ya únicamente un regulador del volumen del crédito interno, sino también, un rector de la economía nacional, en cuanto por su ordenamiento, tiende a un más alto nivel de vida humana. Por la nacionalización del Banco Central, este organismo ha sido puesto al servicio de la comunidad nacional y se ha impedido que continuara desarrollando una acción que sólo favoreció a los intereses de las finanzas internacionales".

Moneda, crédito y subordinación de la economía:


"Muy claramente se afirmó, el motivo de la nacionalización de dicho banco fue, que la "moneda y el crédito deben estar subordinados a la economía y no la economía a la moneda y al crédito". La tiranía del dinero, manejado por manos foráneas, había impedido hasta entonces un desenvolvimiento armónico de nuestra economía.”

“La nacionalización del Banco Central y, por ella, el contralor del estado sobre todo el régimen bancario y crediticio debe ser mirado pues, como un modo necesario para orientar la economía del país y evitar que los bancos contraríen o, por lo menos, neutralicen la acción del gobierno. Ahora bien, este cambio que debemos a la visión y a la acción de un gran patriota, debe quedar definitivamente incorporado a nuestra constitución, para que lo que ha sido el prodigio de un hombre perdure por la grandeza de un sistema.”

“El Banco Central no debe jamás volver a ser el Banco del Señor Otto Niemeyer, ni los bancos pueden ser en el futuro aliados de empresas mercantiles, que busquen en la competencia de su acción un ilimitado provecho individual”.


Hombre, producción y dinero:


“Antes, bajo el dominio del capitalismo, el dinero era el fin de la actividad económica, era el centro alrededor del cual giraban los hombres y las sociedades. Fue el signo de una época. Los bancos eran los templos donde se veneraba ese ídolo, donde se le rendía culto, donde se le ofrecían también sacrificios. Lo natural, entonces, era que los hombres fueran sacrificados a la producción, la producción al comercio, y el comercio al dinero.”

“En el nuevo orden que se instaura, donde el dinero no es un fin sino un medio, lo natural es, precisamente lo contrario; que el dinero sirva para los cambios, que el comercio facilite la producción y que la producción se ordene a la felicidad del hombre. El hombre será así la medida del dinero, y no el dinero la medida del hombre”.

“Las dos últimas guerras o mejor, las dos partes de esa gran conflagración producida por el capitalismo, han puesto en crisis muchas doctrinas y han liquidado muchos sistemas fundados en el egoísmo de los hombres. Sobre su ruina solo es posible construir con el amor que borra el odio y que une a los hombres, en las naciones, por el orden de la justicia y de la paz”.


Durante los gobiernos de Juan Domingo Perón (1946-1952) se llevó a cabo la construcción de un nuevo país. La infraestructura de la revolución peronista, fue planificada hasta en sus mas mínimos detalles, atendiendo todos los aspectos sociales, políticos y económicos, encuadrados en sus dos "Planes Quinquenales". A continuación, el detalle de los puntos más importantes del primero de ellos.


PRIMER PLAN QUINQUENAL. SU CONTENIDO.


Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (I.A.P.I.)

Nacionalización de los servicios públicos.

Creación de la flota mercante de ultramar.

Obras portuarias.

Nacionalización de los elevadores de granos.

Nacionalización de los servicios de gas.

Nacionalización de los servicios telefónicos.

Nacionalización de usinas eléctricas.

Nacionalización de servicios sanitarios.

Los transportes.

Creación de la Secretaría de Trabajo.

Los derechos del trabajador. Estatuto del Peón.

Dirección Nacional de Asistencia Social.

Tribunales del Trabajo.
Jubilación de los empleados de comercio.

Régimen de previsión para el personal de la industria y afines.

Ayuda social.

Fundación Eva Perón. Solidaridad humana los derechos de la ancianidad. Ciudad infantil.

La Justicia social. Pequeños ahorristas.

Educación. Bases de la obra educacional.

Construcción de edificios destinados a colegios Nacionales.

Construcción de edificios destinados a escuelas Normales.

Construcción de edificios destinados a escuelas Industriales.

Construcción de edificios destinados a escuelas de Comercio.

Construcción de edificios destinados a escuelas Normales de adaptación regional.

Turismo escolar.

Construcción de edificios destinados a escuelas Técnicas.

Régimen de trabajo y aprendizaje. Escuelas Técnicas.

Universidad Obrera Nacional. Universidades Nacionales.

Construcciones universitarias. Cultura popular.

Vivienda.

Hospitales.

Los niños. Únicos privilegiados.

Energía.

Diques en construcción y proyectados.
Usinas hidroeléctricas.

Usinas térmicas.

Obras fluviales.

Petróleo. Destilerías. Desarrollo de la flota petrolera.

Exploración de carbón minera.

Forestación. Agro. Producción y costo. Industrialización y comercialización.

La tierra para quien la trabaja. Adjudicación de tierras agrícolas y pastoriles. Fomento agrícola. Panorama forestal argentino. Acción forestal. Desagües y saneamiento rural. La irrigación. Obras de riego, que se realizan. Fomento ganadero.

Producción pesquera.

Industrialización.

Nuestros caminos.

Provisión de agua. Desagüe cloacal Acueductos.

Correos y telecomunicaciones. Aeropuerto Nacional Ministro Pistarini.

Parques nacionales. Hoteles nacionales de turismo.

Escuelas chacras, experimentales.

Industrialización. Volumen físico de la producción industrial. Nuestro desarrollo industrial. Construcción de caminos.

Plan de construcciones escolares, en todas las provincial argentinas.

Planes trienales en todas las provincias.

Edificios escolares. Obras de energía y mucho más….


Nació un 8 de octubre de 1895 en Lobos, Buenos Aires, y pasó su infancia entre la geografía dura de la pampa y la Patagonia del Centenario.

Entró a los dieciséis años al Colegio Militar de la Nación, se convirtió en un estudioso y brillante oficial de Estado Mayor, y como tal, conoció el dramático escenario de la política europea entre las grandes guerras.

Se conjuró con otros coroneles del ejército para clausurar el 4 de junio de 1943 la “década infame” y para redimir la patria y salvar de la humillación a los trabajadores y los desposeídos.

Fue tomado por el pueblo como un hombre providencial, un intermediario con el cielo, un profeta que, como Moisés, lo guiara por el desierto hacia la tierra prometida, le diera de comer cuando tenía hambre y lo protegiera del enemigo interior y exterior.

Dotó a los humildes de dignidad, de doctrina y de organización. Los hizo pueblo, y los consideró lo mejor que tenemos. Hasta que en la jornada del 17 de octubre de 1945 su nombre se hizo bandera y se desató, inconmensurable, todopoderosa, incontenible, jubilosa, imparable, la esperanza popular.

Pronto unió su destino al de una mujer de un carisma inigualado que se iba a constituir en el nervio de su liderazgo, en la llama ardiente de la revolución, en puente insobornable con los débiles y postergados, los desamparados y marginales, los niños, los trabajadores, los humildes, las mujeres, los ancianos.

Desde entonces fue sin discusión, ininterrumpidamente, la primera figura política, excluyente y hegemónica, a lo largo de tres décadas. Presidente de la nación elegido tres veces en forma constitucional, siempre con más de la mitad de los votos, y en la última oportunidad con más de dos tercios de ellos.

Gobernó durante nueve años recibiendo un país colonial, sojuzgado, postergado, devastado, sometido, de rodillas, muy parecido al país de hoy, y lo puso de pie y a la cabeza preeminente de América latina, hasta convertirlo en ejemplo luminoso para todos los pueblos del planeta.

Fundó la tercera posición internacional, y el continentalismo iberoamericano con proyección al siglo XXI. Señaló el camino concreto para impulsar la integración continental y propuso a Brasil y Chile echar las bases de una unidad que se denominaría ABC.

Para construir una patria justa, libre y soberana, logró la dignificación del trabajo, la humanización del capital, la protección al desvalido, una prodigiosa multiplicación de escuelas y hospitales, la avasallante potencialidad industrial de tantas fábricas levantadas y las mejoras al obrero y al peón rural.

Argentina quedó entonces a la vanguardia de la investigación de la fisión nuclear, exportaba heladeras y tornos a los Estados Unidos, fabricaba locomotoras de diseño propio y aviones a reacción cuando sólo otros cinco países del mundo sabían hacerlo, construía tractores, automóviles, motos, puentes y muchos miles de kilómetros de rutas.

Promovió el deporte como nunca antes, ni después, levantó establecimientos educacionales de todo tipo (más que en el resto de nuestra historia), miles de centros de salud (bajando en solo dos años los casos de paludismo de 23.000 a 500), los actuales cuarteles del ejército, hoteles de turismo todavía no superados, fenomenales complejos de esparcimiento y piletas y balnearios populares, barrios extraordinarios de un estilo perpetuo e inextinguible, y nada menos que quinientas mil viviendas.

Una flota fluvial de última generación que llegó a ser la primera del subcontinente y la cuarta del orbe; de los astilleros argentinos se botó el barco mercante de mayor tonelaje de América latina; se construyó el aeropuerto internacional más grande y seguro del mundo. El país produjo tolueno sintético y contó con una planta petroquímica de avanzada.

La clase trabajadora participaba en más de la mitad de la renta nacional (hoy apenas supera el 20%) y gozaba de pleno empleo y de las mejores y más avanzadas leyes sociales de la historia. Se instituyó la jubilación, el aguinaldo, las vacaciones pagas, la indemnización.

El país produjo todo el carbón, el aluminio, el gas y el petróleo que consumía.

Se construyó una planta y un plan nacional de energía atómica modelo.

Siderurgia y altos hornos. Se redujo a cero la deuda externa. Se duplicó la renta nacional hasta alcanzar la mitad del producto bruto sudamericano. Se redistribuyó la riqueza en forma espectacular.

Se nacionalizó el patrimonio de los argentinos, el comercio exterior, la banca y los servicios públicos, de infraestructura y transporte, y se promovió un fantástico plan de obra pública. Se reformó la Constitución y se incorporaron a la misma, derechos sociales de vanguardia.

En resumen: se produjo una fenomenal revolución, inmensa, que alumbró el siglo, y que finalmente hizo realidad la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación.

Pero la barbarie oligárquica e imperial puso al país al borde de la guerra civil y desterró su imagen en la impiadosa conjura de los odios y mentiras.

Perseguido, difamado, proscrito y peregrino de diez suelos extraños, siguió siempre conduciendo en forma sublime y magistral las inclaudicables luchas de su pueblo fiel.

Concretó el sueño añorado por millones cuando después de dieciocho largos años de exilio regresó desencarnado, victorioso y en paz a la patria, en la plenitud de la primavera del 72, y pronto al poder por varios meses más, para dar por consumado el milagro del retorno. Eran los días de un optimismo inexpugnable: la historia parecía abrazar el futuro.

Pero el 20, el día más oscuro de junio del 73, sellaría el paradigma del futuro nacional, a modo de una fotografía del desenvolvimiento de la historia durante los tiempos siguientes. Más de tres millones de personas querían participar de la fiesta ese día, pero la fiesta no pudo ser.

Cumplida cabalmente su misión en la tierra, el 1º de julio de 1974 el águila emprendió su vuelo. Y ascendió al lugar donde los hombres no sufren las pequeñeces de los hombres.

Murió viejo, en la cama, sin las botas puestas, pero derrotando como glorioso general el ancestral estigma del destino hasta entonces inexorable que había condenado a expirar en el ingrato destierro a José Gervasio Artigas, a José de San Martín, a Juan Manuel de Rosas, a tantos otros.

Y apenas a meses de haber tocado el cielo con las manos, pronto se sabría lo que es morder el polvo hasta la asfixia. El odio y la infamia lo persiguieron a él mismo, incluso mucho después de entonces, hasta profanar su morada en la ciudad de los muertos, como antes se había profanado vilmente a su compañera.

Como si no bastara, tuvo que soportar hace apenas unos meses la oprobiosa afrenta de la especulación con sus restos gloriosos, entre patotas mercenarias, tetrabrick, paco y barrabrava, y la vida mezclada, igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches.

Sin embargo, todavía hoy la magia de su signo alienta a quienes levantan su bandera, y estremece a quienes siguen conmovidos el eco de su historia. Los que lo conocieron y lo oyeron, los que lo amaron y lo siguieron, más de tres décadas después lo llevan, vivo, vibrante, siempre presente en el corazón. Es que quien ha visto la esperanza no la olvida: la busca. Siempre. Bajo todos los cielos y entre toda la gente.

Se llamaba Juan Domingo Perón... Teniente General del Ejército Argentino. Y en la lucha que emprendiera por la dignidad de su pueblo, por muchos siglos, seguiremos ganando batalla tras batalla solamente al conjuro de su nombre.





Generalmente no existe una idea clara al hablar de valores y principios, pues éstos suelen ser confundidos con la doctrina o la ideología. Ambas (la doctrina y la ideología) están fundadas sobre la base de valores y principios que le dan sustento.

Para quienes se inspiraban en el positivismo, las doctrinas estaban ya elaboradas por pensadores y filósofos europeos y lo que correspondía era adaptarlas o en no pocos casos adoptarla.

El general Perón define con mucha claridad y precisión este tema, cuando manifiesta:

Nuestra Patria necesita imperiosamente una ideología creativa que marque con claridad el rumbo a seguir y UNA DOCTRINA QUE SISTEMATICE LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE ESA IDEOLOGÍA. .....

Para ello debemos tener en cuenta que la conformación ideológica de un país, proviene de la adopción de una ideología foránea o de su propia creación. Con respecto a la importación de las ideologías directamente o adecuándolas se alimenta un vicio de origen y es insuficiente para satisfacer las necesidades espirituales de nuestro pueblo y del país. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974)

El mundo nos ha ofrecido dos posibilidades extremas: El Capitalismo y el Comunismo. Interpreto que ambas carecen de los valores sustanciales que permitan concebirlas como únicas alternativas histórico políticas.

Paralelamente, la concepción cristiana presenta otra posibilidad, pero sin una versión política, suficiente para el ejercicio efectivo del gobierno. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974).

Los argentinos tenemos una larga tradición en esto de importar ideologías, ya sea en forma parcial o total. Es contra esa actitud que ha debido enfrentarse permanentemente nuestra conciencia. Las bases fértiles para la concepción de una ideología nacional coherente con nuestro espíritu argentino, han surgido del mismo seno de nuestra patria. El pueblo, fuente de permanente creación y autoperfeccionamiento, estaba preparado desde hacía ya muchos años para conformar una ideología nacional, social y cristiana. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974).

"Sin embargo no fuimos comprendidos cuando, respondiendo a esa particular exigencia histórica, propugnamos la justicia social como inmanente al ser nacional, a pesar de que la justicia social está en la base de la doctrina cristiana que surgió hace dos mil años......Al calor de intereses políticos y económicos se originaron numerosos equívocos como la identificación de la democracia con el liberalismo promoviendo confusiones ideológicas que en su momento configuraron el marco necesario para el mantenimiento de los intereses imperialistas.(Perón, El Proyecto Nacional, 1974)

La aparición y la evolución de la concepción justicialista es la del desarrollo histórico natural de nuestras ideas, y es patrimonio de todo el pueblo argentino; en esa medida el ideólogo es sólo un intérprete. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974).

En nuestro país persisten todavía muchos esclavos de la injusticia. Ni la Justicia Social ni la Libertad recíprocamente apoyadas- son comprensibles en una comunidad integrada por hombres que no se han realizado plenamente en su condición humana. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974)

Es por eso que el Justicialismo quiere para el hombre argentino:

Que se realice en sociedad, armonizando los valores espirituales con los materiales y los derechos del individuo con los derechos de la sociedad; que haga una ética de su responsabilidad social.

Que se desenvuelva en plena libertad en un ámbito de justicia social; Que esa Justicia Social esté fundada en la ley del corazón y la solidaridad del pueblo.

Que tal solidaridad sea asumida por todos los argentinos, sobre la base de compartir los beneficios y los sacrificios equitativamente distribuidos.

Que comprenda a la Nación como unidad abierta generosamente con espíritu universalista, pero consciente de su propia identidad.

La comunidad a la que aspiramos es aquella donde la libertad, la justicia y la responsabilidad son fundamento de una alegría de ser, basada en la certeza de la propia dignidad. (Perón El proyecto Nacional 1974)

Una doctrina como hemos visto supone principios y valores que la sustenten, sin los cuales no puede existir ninguna claridad sobre el rumbo a seguir.

Efectivamente, las doctrinas en nuestro caso la justicialista tienen una intrínseca vinculación con la situación en la que surgen, pero deben estar orientadas por principios y valores coherentes con las opciones de construcción social y política elegidas.

Todo proyecto político supone una doctrina, y toda doctrina supone principios y valores que la sustenten.


DIFERENCIA ENTRE DOCTRINA, PRINCIPIOS Y VALORES:



Las doctrinas se deben actualizar, pero los principios y valores son inmanentes, absolutos, trascienden la circunstancia histórica y las diversas coyunturas.

DOCTRINA:



Surge de la reflexión social (filosófica, política, teológica, sociológica, de la sabiduría popular). Como hemos visto, cada sociedad determina los requerimientos particulares para su desarrollo y crecimiento de acuerdo a un proyecto político.

De acuerdo con el pensamiento del General Perón, las doctrinas políticas reúnen las siguientes características:

1. Son formas de pensamiento y acción.

2. Son, en general, síntesis de grandes líneas de orientación y representan apenas el enunciado de innúmeros problemas.

3. Son el alma colectiva de la sociedad. Afirmaba Perón al respecto: La doctrina política es el grupo de postulados que responden a las aspiraciones, necesidades, y conveniencias nacionales, y por extensión, populares. La doctrina peronista es exclusivamente argentina, el Justicialismo es Universal.

La doctrina nos da una configuración espiritual colectiva, vale decir un alma.

4. Las doctrinas son permanentes solo en sus grandes principios, pero es necesario ir adaptándolas a los tiempos y a las necesidades. Por ello requieren de permanente actualización, para mantener su vigencia. No pensamos que las doctrinas sean permanentes, porque lo único permanente es la evolución y las doctrinas no son sino una montura que creamos para cabalgar sobre esa evolución sin caernos (Perón, 1974).

5. Las doctrinas constituyen factores de unidad, porque nos permiten percibir y analizar los fenómenos sociales de manera similar (unidad de concepción) y actuar del mismo modo (unidad de acción). La doctrina tiene como finalidad formar un alma colectiva, para que todos los peronistas, viendo los problemas de una misma manera, los aprecien y los resuelvan de una forma similar.

Solamente así tendremos el germen de la organización indestructible.


VALOR:



El valor vale, no es. Por ejemplo: Dios no vale, simplemente es. En cambio el valor vale y para que sea debe encarnarse en una cosa o en una acción. De este modo la cosa se transformará en un bien y la acción será correcta.

En la actualidad, algunos sectores de opinión manifiestan que existen nuevos valores. Para nosotros esto es absolutamente falso, dado que los valores son inmanentes y trascendentes.

La sociedad posmoderna, que tiene una propuesta única en lo ético cultural, que habla del mundo uno (The one World), en el que las diferencias desaparecen para dar lugar a sociedades virtuales y video culturales (en la que teóricamente somos todos iguales y todos pensamos lo mismo); está comenzando a hablar de nuevos valores. Se refieren a diversos temas, algunos de los cuales tienen una importancia decisiva en estos momentos (como por ejemplo los derechos humanos y a la ecología). Pero para nosotros no hay nuevos valores, sino circunstancias diferentes a las que conocíamos, que desafían nuestra creatividad y ponen a prueba nuestra capacidad de comprender dimensiones nuevas y hasta ahora desconocidas. Los valores no caducan, porque si así fuera no existiría ninguna posibilidad de construir absolutamente nada que tenga sentido estratégico. Lo que sí ocurre es que ante los desafíos nuevos y desconocidos, hay que interpretar los valores correctamente para evitar la anomia de criterios y el vale todo (ya sea en lo ético, en lo político o en lo social).

Por ejemplo, nadie pone en duda que los mercados tienen que cumplir un papel como instrumentos válidos de la economía, pero solamente a quienes no tienen los valores ni los principios históricos y comunes del peronismo, se les puede ocurrir que sea el mercado el regulador absoluto e inefable de las relaciones individuales, sociales, interpersonales e interinstitucionales.

Hay que tener cuidado cuando se habla de nuevos valores e inmediatamente se descalifican a todos los actores sociales y a la política como responsables del atraso social y de la corrupción política generalizada.

Si no tenemos valores, a partir de los cuales podemos descifrar las novedades de la historia, no tenemos ninguna capacidad de influir en el desarrollo o en la modificación de los procesos políticos.

Sin embargo, nos señalaba Perón que no es conveniente la apelación a la utopía que es, con frecuencia, un cómodo pretexto para rehuir las tareas concretas y refugiarse en un futuro hipotético que significa deponer las responsabilidades inmediatas. Así como también es frecuente presentar situaciones utópicas para hacer fracasar auténticos procesos revolucionarios; nuestro modelo político propone el ideal no utópico de realizar dos tareas permanentes: acercar la realidad al ideal y revisar la validez de ese ideal para mantenerlo abierto a la realidad del futuro. (Perón, El Proyecto Nacional, 1974).


PRINCIPIOS:



Se define como lo que está primero en el ser, el hacer y el conocer. Para el Justicialismo los principios son las banderas históricas; Justicia Social, la Independencia Económica, la Soberanía Política, a las que Perón agrega en el Proyecto Nacional el nacionalismo cultural continental, que es el que explica la solidaridad entre los pueblos de América Latina, el ABC (integración de Argentina, Brasil y Chile) y que son la base fundante del MERCOSUR.
Para Perón, el Justicialismo encarna principios permanentes emanados de la esencia misma del hombre.... porque el pueblo ha impregnado al Justicialismo de las constantes básicas de nuestra nacionalidad, y... porque define una histórica determinación de autonomía e identidad nacional. Sin tales principios constantes, sin esa identidad, no hay posibilidad de conformar un Modelo, con el cual cada argentino que ama a su patria se reconozca (Perón, El Proyecto Nacional).

El General Perón manifestaba en La comunidad organizada que El hombre y la sociedad , se enfrentan con la más profunda crisis de valores que registra su evolución, para luego afirmar : El Hombre puede desafiar cualquier mudanza, si se halla armado de una sólida verdad...si se ignoran las viejas verdades centrales -con nuevas verdades circunstanciales, con nuevos sofismas-......Sin embargo, ...es posible que la acción del pensamiento haya perdido en los últimos tiempos contacto directo con las realidades de vida de los pueblos.

También es posible que el cultivo de las grandes verdades, la persecución infatigable de las razones últimas, hayan convertido a una ciencia abstracta y docente por naturaleza en un virtuosismo técnico, con el consiguiente distanciamiento de las perspectivas en que el hombre suele desenvolverse...

Acaso sobre el gran fondo filosófico que es la verdad hayan prevalecido las tendencias...En ausencia de tesis fundamentales defendidas con la perseverancia debida, surgen las pequeñas tesis, muy capaces de sembrar el desconcierto".
Otro de los principios fundantes de la concepción justicialista es el de la Subsidiariedad.
Esto significa que el Estado no debe hacer lo que pueden asumir los privados (en las diversas formas posibles de asociación o iniciativa privada), pero a la vez no puede desentenderse de la suerte y el destino de los pobres, los excluidos del mercado y de los marginados de la sociedad.

LOS VALORES ESENCIALES DE LA DOCTRINA JUSTICIALISTA:



1. LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
2. EL VALOR DEL TRABAJO
3. LA SOLIDARIDAD
4. LA JUSTICIA SOCIAL
5. LA LIBERTAD
6. EL BIEN COMÚN


LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA:



Para el peronismo, que toma del pensamiento cristiano el concepto de la persona humana, todos los hombres y mujeres poseen una dignidad intrínseca fundada en el carácter de hijos de Dios. El criterio de inviolabilidad de la dignidad humana se diferencia sustancialmente del pensamiento liberal y del pensamiento marxista, y por esta razón el peronismo sostiene una clara concepción de este valor en la construcción social, en la cual el hombre es el centro y tanto el Estado como las diversas formas de organización social están obligados a respetarlo.

La Iglesia católica en su magisterio ha repetido incesantemente su visión y su criterio sobre la dignidad intrínseca de la persona humana. Es desde ahí que se tiene como valor sustantivo a la persona humana como categoría básica desde donde establecer los principios de reflexión, los criterios de juicio (tan ausentes en esta era postmoderna) sobre situaciones y estructuras así como orientaciones para la acción. La persona humana como sujeto activo y responsable de la vida social, constituye la fuente de otros valores que también forman parte del cuerpo de la doctrina social (el trabajo, la solidaridad y el bien común).

El trabajo es, a la vez, el único redistribuidor real y efectivo de las riquezas.

En estos momentos este valor adquiere una relevancia sustantiva, ya que como producto de los impresionantes cambios científicos tecnológicos, las nuevas dimensiones del trabajo se ven radicalmente afectadas en todos los órdenes. Hoy nadie puede afirmar responsablemente cual es el futuro del trabajo, ni cual es el trabajo del futuro.
Las formas del trabajo también han cambiado profundamente en otras etapas de la historia (recordemos la revolución industrial).

Sin embargo, el trabajo humano mantiene su dignidad intrínseca y para quienes tenemos un pensamiento humanista y cristiano y un compromiso político, es una severa interpelación de que manera podemos generar empleos dignos para todos los argentinos.

El pensamiento postmoderno ha logrado permear muchas cosas en nuestra sociedad, y hoy es fácil escuchar que el que trabaja es un estúpido y el inteligente es el que especula.

El trabajo no es sólo una necesidad económica, sino fundamentalmente moral y por ello el salario se convierte en la medida concreta de la justicia de todo el sistema de todo el sistema socioeconómico y de su justo funcionamiento (Juan Pablo II, misa para los trabajadores en Trujillo, Perú, 4 de febrero de 1985).

"No puede ser el hombre para el sistema, sino el sistema para el hombre. (Juan Pablo II, 8 de noviembre de 1978). El fin de toda economía no es la ganancia sino la promoción de la persona" (Juan Pablo II)

El concepto peronista de la dignificación del trabajo no solo abarca el mejoramiento de las condiciones en que el mismo se debe desarrollar (salario digno, seguridad social, etc), sino también en la consideración social del trabajador. Es por ello que a Perón lo llamaban el primer trabajador.


LA SOLIDARIDAD:



La solidaridad suele definirse como un sentimiento y/o acción de ayuda mutua entre dos o más personas o grupos o como Cooperación, ayuda o auxilio, individual o colectivo, moral o material (Léxico de política, Ezequiel Ander Egg).

El peronismo es una expresión concreta de la solidaridad humana y social. Una solidaridad entendida en el marco de los intereses nacionales, por lo que el bien común forma parte indisoluble del valor de la solidaridad, y la comunidad organizada es la ingeniería política concreta de la misma.

El Papa Juan Pablo II, Solicitud do Rei Socialis califica a la solidaridad como: Una virtud humana y cristiana. Las exigencias éticas de la solidaridad requieren de todos los hombres, los grupos, las comunidades, las asociaciones y organizaciones, las naciones y los continentes participen en la gestión de todas las actividades de la vida económica, social, política y cultural, superando toda concepción puramente egoísta.

La solidaridad, para el peronismo es un principio fundamental del hombre, es una virtud humana y cristiana, que se diferencia radicalmente del pensamiento liberal individualista.


LA JUSTICIA SOCIAL:



Expresión que designa la aspiración a crear un régimen social de equidad y justicia para todos los ciudadanos, sin desigualdades, injusticias y privilegios.

También se utiliza para hacer referencia a un conjunto de propuestas de partidos políticos y movimientos sociales que tienen por objeto proveer de bienestar, seguridad y orden a todos los miembros de una sociedad, sobre la base de una igualdad de derechos y obligaciones.

En otras ocasiones, su uso es más restringido se refiere solamente a las disposiciones que tienen por objeto mejorar las condiciones del trabajador o reconocer sus reivindicaciones.


LA LIBERTAD:



Condición de actuar de manera libre; estado de un ser que tiene en sí mismo las razones de sus elecciones y de sus actos. Facultad que tiene la persona de obrar de una manera o de otra, o de no obrar, teniendo en cuenta el uso de la libertad de los otros. (Ezequiel Ander- Egg, Léxico de Política)

Para el peronismo, la libertad sólo es posible acompañando a la Justicia Social:

La Libertad, la Justicia son fundamentos de una alegría de ser, basada en la propia dignidad

EL BIEN COMÚN:



El bien común puede ser definido como el conjunto de condiciones sociales que asisten y favorecen al hombre, al desarrollo de su persona. Esta expresión fue acuñada por Tomás de Aquino, es casi desconocida en el lenguaje de los politólogos En nuestro país, el peronismo ha sido quien más ha difundido este concepto.

Seamos todos artífices del Bien Común, y ninguno instrumento de la ambición de nadie (Perón, en reiteradas oportunidades)

Con esta se designan las condiciones necesarias para permitir y favorecer el desarrollo integral de las personas en cuanto ciudadanos de un país; tales condiciones son: Paz Social, seguridad en el ejercicio de los derechos y cumplimiento de los deberes, y máxima libertad e independencia para individuos y familias. (Léxico de política. E. Ander Egg).

LOS PRINCIPIOS CENTRALES DEL PERONISMO:



Aún cuando los principios fundantes y centrales del pensamiento peronista son las tres banderas (la construcción de una patria socialmente libre, económicamente justa y políticamente soberana), existen dos pilares centrales sobre los cuales se desarrollan el conjunto de los valores y principios peronistas. Estos son:

LA COMUNIDAD ORGANIZADA:



Es indudable que dentro del Justicialismo la expresión Comunidad Organizada es mencionada reiteradamente por dirigentes y cuadros del peronismo, aunque no siempre se entiende de la misma manera.

El Justicialismo concibe al gobierno como el órgano de la concepción y planificación, y por eso es descentralizado; y al pueblo como el elemento de acción, y para ello debe también estar organizado. Vemos entonces como eso factores, gobierno, Estado y pueblo deben actuar armónicamente coordinados y equilibradamente compensados en la ejecución de la misión común. Para que ello ocurra, son necesarias una subordinación ajustada absoluta del Estado al Gobierno y una colaboración y cooperación inteligentes de las distintas fuerzas del pueblo con el gobierno y las instituciones estatales.

Las organizaciones libres del pueblo tienen para el peronismo un papel y una responsabilidad sustancial en la comunidad organizada.

Para Perón, éstas las organizaciones libres del pueblo - deben ser factores concurrentes en los aparatos del Estado, de modo tal que preservando su autonomía no sean absorbidas por el Estado (como ocurre con el fascismo), pero que tampoco sean instrumentadas en contra del Estado para la toma del poder.

Entonces podemos decir que la idea de la Comunidad Organizada se apoya en los siguientes postulados:

1. El hombre es libre sólo en una comunidad libre.

2. Tiene incidencias reales en la vida de la sociedad, en la medida en que está organizado, tanto sea por solidaridad local como profesional.

3. Puede acceder a una vida próspera y feliz en tanto que logra establecer una Justicia Social distributiva, a partes proporcionales para los miembros de la comunidad.

LA POLITICA COMO INSTRUMENTO SUSTANTIVO DE LA CONSTRUCCION SOCIAL:



La política es lo más complejo y lo más precioso que existe: La vida, el destino, la libertad de los individuos, las colectividades, y de ahora en adelante de la humanidad. Y sin embargo es en la política donde reinan las ideas más simplistas, las menos fundadas,......La política requiere vitalmente un pensamiento que pueda alzarse al nivel de complejidad del problema político en sí mismo y pueda responder a la voluntad de vivir de especie humana (Edgar Morin)

Para nosotros, la política es a la construcción social lo que la filosofía es al conjunto de las ciencias.

Etimológicamente hablando, es de la misma familia que la palabra griega polis, Ciudad Estado, de donde derivan: Politeia, Estado, constitución, régimen político, república, politiká, las cosas políticas o cívicas y politiké el arte de la política.

Con la palabra política se puede estar haciendo mención a la filosofía política, y al arte o práctica de la política.

La filosofía política hace referencia a los principios rectores conforme a los cuales se ha de organizar la sociedad.

Por su parte, la ciencia política (denominada también politología o políticologia) tiene por objeto el estudio científico de los fenómenos relacionados con el fundamente, organización, ejercicio, objetivo y dinámica del poder en la sociedad; según otros, su finalidad es el estudio de todo lo referente al Estado.

Como arte, como técnica o praxis, por último, designa aquellas actividades humanas que se realizan con el fin de obtener o de ejercitar el poder dentro de las estructuras gubernamentales, lo que permite el mantenimiento, reforma o cambio radical de un determinado orden de convivencia. Dicho de otro modo, hace referencia tanto al ejercicio efectivo del poder estatal como a las actividades que se realizan para alcanzar, ejercitar y conservar ese poder.

La política (en femenino) hace alusión a una actividad humana, como hemos dicho, mientras que lo político (en neutro) es una elipsis referida a la cosa política, que tiene su correlato en expresiones como lo económico, lo social, ya que, como estas, designa una realidad interhumana, si bien su ámbito se reduce a todo aquello que se crea, mantiene o transforma por la actividad política.

Por extensión, aplicado el término apersonas o conductas, política significa, también traza o arte para concluir un asunto empleando los medios necesarios para alcanzar un fin.

Se trata del procedimiento seguido en la administración de algunos asuntos, en las relaciones con los otros y en el gobierno de uno mismo; así se habla de política energética, Política de ventas, política de compras, etc. Otra acepción es el uso del término como sinónimo de habilidad, diplomacia y de astucia para manejar asuntos delicados.

Para el peronismo, la política es el espacio supremo de servicio al bien común, y por tanto un instrumento extraordinario de promoción humana y social.

La Política es, a la construcción social, lo que la filosofía al conjunto de las ciencias humanas.

Para nosotros, la Política el espacio superior de servicio al bien común, y por tanto el instrumento irremplazable para la vehiculización de los valores que componen la esencia del peronismo .Es por eso que podemos transformar la realidad y no solo criticarla.

Efectivamente no somos iguales a otros pensamientos, porque tenemos propuestas que arrancan desde nuestra identidad nacional, y no de las versiones modernistas (cuya propuesta es copiar para igualarnos a la nueva ciudadanía mundial) .Por esta razón es que podemos entender lo que pasa en el mundo y lo que significan y representan las nuevas exigencias y tendencias, pero no diluirnos en ellas.

En política, el que no tiene identidad no sabe hacia donde va. Y el que no sabe adonde va, termina en cualquier parte.

Las raíces profundas de la identidad peronista parten de sus principios y valores; y se transforma en Doctrina en la medida en que haya reflexión social y unidad de concepción en los temas centrales, particularmente en lo referido a los principios y valores.

Sin unidad de concepción no puede existir el basamento político-estratégico fundamental para operar sobre la realidad. Y el análisis y la recapacitación permanentes son los componentes sustantivos para la actualización doctrinaria. Sin ella, toda acción política se transforma en ocurrencia individual, oportunismo coyuntural o mesianismo irresponsable.

La política es el instrumento más noble que tenemos para transformar la realidad. Pero sin doctrina -producto de la reflexión social en torno a los principios y valores que suponemos comunes- no se puede hablar unidad de concepción. Por lo tanto no puede haber una estrategia común. En estas condiciones la política puede transformarse en el espacio más tórrido de la corrupción y del uso indiscriminado de medios secundarios que se convierten en fines. Es así como se degrada la esencia de lo trascendente y se reemplaza por lo meramente contingente, violentando su naturaleza y transformándola en una despreciable mezcla de videopolítica, intereses corporativos y hasta de códigos mafiosos.

El peronismo tiene todo lo que hay que tener para revertir esta tendencia. De cada uno de nosotros depende el resultado.


El compromiso es de todos, la responsabilidad de cada uno.
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